En Estados Unidos se ha hecho un descubrimiento monumental: el organismo vivo más antiguo del mundo, un hongo colosal conocido como Armillaria ostoyae. Desenterrado en el Bosque Nacional Malheur de Oregón, este hongo, cuya antigüedad se estima en aproximadamente 2.400 años, se extiende a lo largo de 2.200 acres. La importancia de este hallazgo radica en los profundos conocimientos que ofrece sobre la vitalidad duradera y la resistencia de estos extraordinarios organismos, particularmente en comparación con la breve esperanza de vida típica de la mayoría de los hongos, que dura apenas días o semanas.
Armillaria ostoyae, o hongo de la miel, se originó a partir de una minúscula espora que desafió la dispersión del viento. A lo largo de milenios, ha propagado su micelio por todo el bosque, impactando a los árboles adyacentes.
Este hongo, que abarca 2200 acres a través de la intrincada red de raíces de los árboles, es ahora el organismo vivo más grande jamás identificado. Tina Dreisbach, botánica y micóloga asociada con la Estación de Investigación del Noroeste del Pacífico del Servicio Forestal de EE. UU. en Corvallis, Oregon, enfatiza que desde el nivel del suelo, el intrincado patrón puede pasar desapercibido, presentándose como grupos de árboles sin vida.
Imitando la apariencia de un hongo típico, el colosal hongo se extiende a lo largo de 3,5 millas y se hunde tres pies en el suelo, cubriendo un área equivalente a 1,665 campos de fútbol. Su peso sigue siendo un enigma.
En 1998, la científica Catherine Parks tropezó con este hongo mientras investigaba una importante mortandad de árboles resultante de la descomposición de las raíces en el bosque al este de Prairie City, Oregón. Mediante pruebas de ADN, Parks identificó el hongo y confirmó que 61 de 112 muestras de raíces pertenecían al mismo organismo, consolidando su estatus como la forma de vida viviente más grande de la Tierra.
Si bien el hongo sigue siendo microscópico, su presencia en la superficie está marcada por racimos de hongos dorados que emergen en otoño con la lluvia. Aunque son comestibles, estos hongos no son famosos por su sabor agradable.
La excavación de las raíces de un árbol afectado revela estructuras que se asemejan a pintura de látex blanca, que en realidad son capas de micelio. Estas esteras absorben agua y carbohidratos del árbol, obstruyendo su absorción de nutrientes.
Los rizomorfos negros del hongo, similares a filamentos muy reducidos, se extienden hasta 10 pies en el suelo, infiltrándose en las raíces de los árboles mediante una combinación de presión y acción enzimática.
Los científicos están interesados en desentrañar formas de gestionar Armillaria, reconociendo su amenaza potencial para los árboles, al tiempo que reconocen su importancia duradera en el mundo natural durante millones de años.