Dar la bienvenida a Dime a su casa en 2014 resultó ser más que adoptar un perro de rescate; se convirtió en un compromiso de por vida para Graham y Skip Fellers de Asheville, Carolina del Norte.
Dime, que pasó sus primeros meses en un depósito de chatarra de Atlanta, encontró consuelo en el compasivo hogar de los Feller después de una audaz fuga con su padre perruno. Graham, al enterarse de la difícil situación de Dime, inmediatamente intervino y se enamoró perdidamente de este adorable canino. ¿El resultado? Dime rápidamente se convirtió en un miembro querido de su familia.
Los Feller, que residían en las montañas con un amplio espacio, proporcionaron a Dime el entorno perfecto para prosperar. A pesar de su timidez inicial, la amable personalidad de Dime floreció, convirtiéndolo en un gigante afectuoso. En 2020, la familia se amplió con la incorporación de Pork Roll, un American Bully, creando un dúo dinámico con Dime.
Pork Roll, un compañero juguetón y tonto, formó un vínculo único con Dime, mostrando sus distintas personalidades. Los dos perros jugaron animadamente, compartieron paseos e incluso se acurrucaron juntos. Si bien Pork Roll aportó humor y energía a la casa, Dime permaneció particularmente devoto de su padre.
Con el paso de los años, los Feller notaron cambios en la movilidad de Dime. Una visita al veterinario reveló un diagnóstico desgarrador: mielopatía degenerativa. A pesar de la progresiva enfermedad que afectaba su médula espinal, el entusiasmo de Dime por la vida persistió.
Decididos a mejorar la calidad de vida de Dime, Graham y Skip idearon un arnés personalizado y le proporcionaron una silla de ruedas para que pudiera moverse de forma independiente. Pork Roll incluso contribuyó, ayudándolo con la silla de ruedas durante las caminatas. A pesar de los desafíos, Dime mantuvo la alegría y se adaptó a su nueva realidad.
La vida de Dime siguió siendo rica en experiencias, desde juegos de béisbol hasta parques nacionales, lo que demuestra el compromiso de los Feller de incluirlo en cada aventura. Ya sea mientras caminaba, se acurrucaba en el sofá o disfrutaba de golosinas, Dime prosperaba con el apoyo de su familia.
Graham y Skip, agradecidos por la alegría que trae Dime, ven su enfermedad como un simple obstáculo. Frente a la adversidad, la resiliencia de Dime es un testimonio del vínculo duradero entre una familia amorosa y su devoto compañero canino.