A veces, tomar decisiones oportunas no sólo conduce a resultados óptimos, sino que también puede salvar vidas.
En un fatídico día en Garden Grove, California, una mujer valiente jugó un papel fundamental en el rescate de Petey, un cachorro callejero que probablemente no sobreviviría por sí solo.
Petey fue descubierto escondido debajo de un árbol por un transeúnte, pero su miedo impidió que nadie se acercara a él. Para ayudar al asustado cachorro, el transeúnte compartió su foto en las redes sociales, llamando la atención de Suzette Hall, una dedicada rescatista de Logan’s Legacy en Irvine, California.
Preocupada por la seguridad de Petey, especialmente en una zona conocida por la presencia de coyotes, Suzette inmediatamente tomó medidas. Se dio cuenta de que Petey, un pequeño cachorro, no podía defenderse y probablemente no sobreviviría a la noche.
Al llegar al lugar, Suzette observó a Petey sentado en el mismo lugar, aparentemente buscando a su familia mientras intentaba protegerse.
El intento inicial de rescate enfrentó desafíos, ya que Petey estaba demasiado ansioso y asustado para acercarse. Suzette entonces ideó una nueva estrategia. Colocó dos trampas humanas llenas de comida para perros a cada lado del campo donde se escondía Petey, manteniendo una distancia para permitirle encontrar el camino hacia un lugar seguro.
Después de un tiempo, Petey entró con cautela en la trampa, asegurando su seguridad. Suzette describió el conmovedor momento en el que Petey, inicialmente asustado y hambriento, finalmente se sintió lo suficientemente valiente como para caer en la trampa.
Aunque Petey tardó un poco en relajarse, finalmente permitió que Suzette lo acariciara. Una vez que sintió el suave toque de un humano, Petey se transformó en el compañero más dulce y afectuoso.
Debido a lo tarde, Suzette pasó la noche en el auto con Petey, llevándolo al veterinario a primera hora de la mañana. A pesar de los esfuerzos por localizar a su familia a través de Garden Grove Lost Dogs, Cats & Pets, nadie se presentó.
Petey fue colocado en un hogar de acogida, donde experimentó una notable transformación hasta convertirse en un cachorro increíblemente dulce y cariñoso. Mientras esperaba su hogar definitivo, Petey apreciaba cada momento con su familia adoptiva y sus nuevos hermanos caninos.
Al final, la felicidad de Petey dependió de una decisión oportuna y una dosis de amor.